viernes

Dibujos en el Agua (Diario MMXX)

 


Lo esencial está amenazado sin cesar por lo insignificante                              (René Char)

  
 
Una sensación de merecer me persigue sin cesar.
Un exceso de valoración me pudiera confundir...                                  
 (Rosendo Mercado)

   
Esta vida hay que tocarla de oído 
                                      (Allan Watts)

Un messenger de Daniel Ferreira desde Colombia me invitaba a colaborar en la nueva forma de la revista Corónica, ya había participado con textos diversos y casuales, para publicar una suerte de diario en el año MMXX de Nuestra Señora la Pachamama y de la pandemia que coronó al virus Covid 19.

Las reglas eran sencillas y atractivas: publicar lo que quisiera, sin pausas concretas y en la medida que mejor cuadrase a los temas. Me pareció un campo labrado y lleno de minas sin localizar; acepté.

Desde México, Catherine Rendón se encargaría de la edición, algo que ajustó siempre con claridad y eficacia; y ese fue el comienzo.

Lo que puede verse, leerse y quemarse después, si así les parece, es una versión libre de las entradas que de mayo a diciembre fueron viajando de España a Colombia, pasando por México, para volar allá donde algún lector o lectora quisiera ojear y hojearlas.

Para los recién llegados a este ágape, a veces salado otras agrio o dulce, cálido o destemplado, decirles que son bienvenidos a estas digresiones y disquisiciones varias ilustradas con fotografías de este autor que les agradece a todos su paciencia y lectura. Que la noche les guie y el día no les confunda, buenas tardes.

 
 

Escribir hasta olvidar el material, los garabatos, no saber si es barro o tinta, agua o fuego, ayer o mañana, recomponer  lo fragmentario, los presentes que se disuelven antes de poder atraparlos, poseerlos, fijarlos como mariposas con alfileres -esa terrible obsesión de los dormidos-.

Sólo átomos, partículas,  secuencias emergiendo de algún lugar sin nombre, dispuestos para el juego de espejos... la luna en el mar riela, en la lona gime el viento y alza en blando movimiento olas de plata y azul…(1mientras disfrutamos del espectáculo, mientras dure la guerra interminable, la paz inalcanzable, la pandemia inexplicable según los expertos y sus cálculos dentro de la tinaja; la ruleta sigue girando entre el rojo y el negro, no hay números para todos, las apuestas son a ciegas.

La poesía es un caracol nocturno en un rectángulo de agua. (2)

Las reuniones virtuales, las virtudes cardinales, como los puntos para enmarcar el espacio y otras invenciones parecidas. A ver si inventan una vacuna, dicen, y volvemos  a la normalidad de seguir atónitos y exhaustos, perdidos en el espacio: piedra papel tijera lagarto Spock. (3)

 (1) José de Espronceda

(2) José Lezama Lima

(3) Sheldon Cooper

 ...

La historia de un hombre es la historia de todos los hombres, escribió Fray Bartolomé de las Casas, aunque todas las atribuciones señalen a Borges. Nada nuevo acontece, sólo cambia el decorado, el maquillaje, el atuendo y sus complementos. Del hacha de sílex al misil, del papiro a la pantalla, del trueque al dinero sin solución de continuidad. Nada  nuevo, todo es puro saldo con algunos engarces de ocasión. Del paso tranquilo al jet-lag de cada día.  Todos los trucos tienen un mago.

 

Ahora pasa una pompa de jabón, un cometa, un suspiro invisible, un grito, la resolución de un enigma, pasa una oca, relincha un caballo, los dos tercios de la población han decidido dejar de respirar líquidos de colores, se alza el telón, una fiebre, la falda de la montaña. La brisa se desvanece, mi primer recuerdo está a punto de volver, no hay dos, la llama de una vela titila junto a un águila disecada, una nube de buitres me acompaña mientras paseo junto al muelle de la bahía silbando como Otis Redding, nadie alrededor, silencio.

 

¿Por qué tantas calaveras? Preguntaron a Keith Richard. La cara de todos, contestó sonriendo, como flotando en un riff… man blues.´

...

 

 

Con manos de vacío tomo el arado. 

Mientras camino, conduzco al búfalo.

                                                                            (Fu Daishi) 

 


 

 


Un retazo 

de tiempo y espacio 

Entre la niebla 

de la nada que todo 

lo muestra.

                                                                                                                                        jali@s 2021

miércoles

Colección Camaleona (libros artesanales) Año 2.

A razón de libro por trimestre, en formato, papel y tipos según contenido, se van publicando diversos títulos. De los de 2024, mi libro a vuela pluma: "Margen para las notas", pasa a formar parte de esta colección. Para más información, sobre adquisición de ejemplares, pueden escribir a : turpin@graficasalmeida.com












                                       📘📙📗📚

lunes

TELEGRAMAS ENVIADOS A LA RUBIA DE HAMBURGO

 

 Telegramas para «La rubia de Hamburgo» de Arturo Prado Lima.

 (Extractos)

 
 
Los telegramas del escritor y actor español José Alias, son un enjambre de preguntas sin respuesta y de silencios sonoros que ha atrapado en una lectura profunda del libro «La Rubia de Hamburgo», editado por Caza de Libro de Ibagué, Colombia. La rubia del libro es una alemana que otros la prefieren colombiana. Incluso, un ferviente admirador la vio en Ibagué y de paso se rompió el corazón por ella. Fue a buscarla a Hamburgo, y al no encontrarla, la ubicó en sus sueños y le escribió un poema.
Ahora José Alias rompe su silencio y con sus telegramas nos recuerda que los personajes de los libros siempre van acompañados de una realidad tangible difícil de ignorar. La existencia y el destino de los personajes forjan su vida de acuerdo al grado de asimilación de quien los lee. Al fin y al cabo, son los lectores los que le señalan el camino a quienes nacen de la pasión literaria de los escritores. Veremos si los telegramas tienen respuesta. Estaremos atentos. (APL)




1
Helen Keller tenía la sombra de Cortázar en los ojos de niebla,  la ausencia teñida de una mirada multicolor, mientras iba habitando de a poco un lugar en el mundo.
 
 
11
No tienes que ir a Salzburgo, Mozart ya no vive allí, y en el espinazo de tu silueta suena la viola de la meditación. Un terremoto  inesperado, un rostro cubista lleno de lágrimas drenando a fondo el corazón.

15
Todos se enamoraban de sus dos hoyuelos en la orilla de los labios, se llamaba Clara y generación tras generación se escuchaba un cuento de Navidad sin Manuela, desaparecida tras su fusil y las nubes verdes. Ruth, como un verso de Ernesto Cardenal, pidió una tregua armada para conocer la ciudad. Ella no sabía que el enemigo también vivía allí, a la vista de todos.
 
17
Entre el traqueteo del autobús se oyen las ausencias del corredor de la muerte, de renacidos entre imágenes de guerra con el río lleno de cadáveres junto a los cafetales. Entre aguardientes se fragua la huida de la memoria indeleble. Dicen los filósofos orientales que los animales no pueden desnudarse, no necesitan más.
 
 
20
Versiones orquestadas contaron que el suicidio era por amor. Ella tenía 16 años y el progreso aún no había llegado para destruir la armonía de lavar en el río, entre las piedras azufradas y los primeros amores queridos. Aguacates para jugar en compañía, más allá de la escuela de Piedrancha con un puente más largo que la soledad de María y su infancia.
 
22
Volver a empezar la ceremonia del amor, invocando bandadas de pájaros y rodillas heridas, como la de aquella matanza de indios y el vacío que nos reencontraba plenos e invisibles. Dos cuerpos asustados entre blusas y corbatas, entre blues y contrabajos, queriendo desvelar el mundo estancado en los labios. Otoños y primaveras descubriéndose entre el desorden y el miedo, desnudos a deshoras. Conozco el cielo, dijo el cóndor. Pasa, dijo la piel desde algún rincón de tus ojos, en la tarde malva.
He visto a dios, dijo un astronauta cuando volvió a la Tierra, y es negra.
Conozco el cielo, volvió a repetir como una cantinela infinita. Luego, cerró el libro y calló para siempre.
 

 
 
José Alias. 
Finales de febrero ‘025